Chocolate y Cerebro


El chocolate era el alimento de los dioses mayas y ahora es el alimento de nuestro dios cerebro.

El aroma y brillo, el tacto firme y sedoso, el especial crujido al cortarse y su exquisito sabor hacen de este alimento un deleite para nuestro cerebro.


El consumo diario de chocolate, contribuye a mantener una dieta saludable. Su porte en flavonoides, pigmentos presentes en los vegetales, reduce la actividad de agregación plaquetaria al favorecer el metabolismo del colesterol malo (LDL) y ayuda a prevenir la destrucción celular.


El chocolate oscuro también contiene polifenoles, activos antioxidantes que luchan contra el envejecimiento prematuro, equilibrando los radicales libres. Rayos ultravioletas, polución ambiental, presencia de partículas tóxicas en el ambiente son factores oxidantes, que los elementos naturales del chocolate ayudan a controlar.


Otro de sus valiosos componentes, la teobromina, estimula el sistema nervioso central y posee efecto relajante sobre el músculo liso, con propiedades broncodilatadoras y sedantes sobre la tos. Por su extraordinaria capacidad para mejorar la elasticidad de las arterias y activar la circulación sanguínea, actúa reduciendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares.


El chocolate aporta minerales (hierro, potasio y magnesio), ácido fólico, proteínas y feniletilamina, compuesto que genera una energía positiva como el enamoramiento. Incentiva la secreción de hormonas y produce una inigualable sensación de bienestar al liberar endorfinas, sustancias generadas r nuestro organismo en situaciones de placer. 


Un verdadero alimento de los dioses.